Angel Custodio Moratiel

Breve historia del Santuario, Paseo fotográfico, Sus símbolos, Fiesta de la Virgen, Fiesta del Pastor, Reseñas de prensa...

Ermita de la Virgen Nuestra Señora de Villamoros

BREVE HISTORIA DEL SANTUARIO

En el término de este pueblo de Santa Olaja de Eslonza se levanta esta devota ermita de Nuestra Señora Virgen de Villamoros, único santuario consagrado a la Virgen y Madre de Dios que sepamos existe en el municipio de Gradefes, por no decir en toda su ribera. El origen e historia de esta ermita se alarga en el tiempo al rey Don García, en su donación hecha al monasterio de Eslonza.

Existió la Cofradía Nuestra Señora de Villamoros. Del año 1676 hay una bula expedida por el Papa Clemente X, por la que se concede jubileo perpetuo a los cofrades de Nuestra Señora de Villamoros. Al desaparecer el pueblo de Villamoros, la imagen de la Virgen se traslada al templo del convento o monasterio de Eslonza, estando siempre en lugar preferente al objeto de tributarla los mayores y más rendidos cultos. Sin embargo, grande y admirable fue la sorpresa de aquellos monjes cuando al entrar en la iglesia, a la mañana siguiente de su traslado, advirtieron que la imagen no estaba en su puesto. Ansiosos y apenados la buscaron por los retablos y rincones del templo monacal, más todo en vano, la Virgen de Villamoros había desaparecido. Se dirigieron entonces a la ermita y al entrar en ella la hallaron colocada en su retablo.

Como el prodigioso hecho se repitiera por dos veces, el venerable Abad y sus monjes creyeron ver en esto, la manifestación de tan soberana Reina, el sentido de que su imagen continuara recibiendo culto y veneración en nuestro Santuario. Reconstruida pues y adecentada en aquella época la ermita, dejaron en ella a esta venerada Imagen de Villamoros, en donde a través de los siglos ha venido obteniendo la devoción y la interpretación milagrera de todos sus fieles. Pasaban el día a su lado asistiendo con piedad a los cultos solemnes que celebraban los monjes en su honor, hasta que declinada la tarde tornaban a sus lares.

Las gentes sencillas de entonces recorrían en masa veredas, unos con candelas y cirios, otros con exvotos, caminando todas anhelosas por llegar al Santuario de su adorada Virgen, ofreciéndoles sus obsequios por el cumplimiento de algunas promesas.

En su contexto destacamos dos notas importantes, una, la fuerte devoción existente en aquella época, cuyo signo más sobresaliente es el canto de la "Salve" y cuya oración podemos pensar que se extendía por estos oteros de soledad aromados de tomillares y romero, tierra de pastores que circunda al santuario; otra, la inscripción en su campana de la frase "Nuestra Señora me valga" año 1740 ¡Qué sublime llamada al cielo!

Así, acercándonos en el tiempo llegamos a la etapa en la que el Santuario es objeto de una nueva restauración, dotándolo interior y exteriormente de los símbolos de la vida de la Virgen: el lugar de su aparición, el chozo del pastor, y su propia reproducción en piedra ¡feliz en sus campos!, y como no, su altar más primitivo desde el que está en contacto directo con sus fieles.

De este fortalecimiento, y del arbolado iniciado y previsto para su entorno, un artístico calvario de piedra emerge en lo alto del paisaje de la Virgen, para rememorar su vieja Salve, pues nuestra Virgen de Villamoros, a la que podemos llamar por su ternura, la Virgen Niña, siempre ha sosegado el corazón de sus fieles con ese remanso de paz que produce su mirada. La devoción inspirada a su pueblo y gentes de sus comarcas hace posible el pase a nuevas generaciones.

¡ UN PASEO FOTOGRÁFICO !

SU ENTORNO...